Leyenda:
El fantasma de masegosa: un pueblo despoblado de Soria. Había leyenda de amor, odio que nos ponía los pelos de punta, era la leyenda preferida para contar en las noches oscuras, un drama que nos causaba un extraño sentimiento de placer y miedo a la vez
A trabes de aquella leyenda, no se podía creer que todo un pueblo con casas, Iglesia,
calles, escuela, todo había sido abandonado definitivamente en aquel Masegosa, había una torre desmochada junto a la Iglesia de puertas abiertas, la sucia fuente de tres caños rodeada de una plazuela desierta casas de adobe que contenían enseres nadie da razón de donde fue a parar el fantasma. A mediados del siglo XVIII ya había quedado abandonado. En la actualidad buena parte de Masegosa pertenece a una gran familia gitana que acude todos los años en época de caza con sus carromatos, nadie trataba con los gitanos no pasaban ni a pedir agua,
Esto estaba justificado pues hubo un sargento de la benemérita que cuando veía uno le aplicaba su propia ley llevándolo al barbero de Pozalmuro para que le sacase la muela mas sana que tuviese. Quien visite este pueblo tiene que saber que el motivo del abandono fue que el agua de la fuente fue envenenada por un amante despechado. Dicen que si una salamanquesa que envenenaba el agua de la que bebían todos los vecinos e invitados a una boda y todos murieron salvo una vieja que siempre se salva para narrar lo que paso. Según el escritor riojano conoció una leyenda esta una pareja de enamorados consiguieron convencer a sus padres enemigos declarados para que autorizaran su matrimonio. La bruja. Avedicula ideo un plan para que su nieto consiguiera sus amores de la moza, aunque lo que logro fue el asesinato del joven enamorado y la prisión para su nieto que antes de encerrarlo consigue acercarse a la fuente y arrojar unos sapos envenenados, los vecinos al sentirse morirse acuden a la Iglesia y el cura iba oficiando la misa, mientras los orantes fallecían y se caían sobre la tarima hasta que el propio oficiante muere. Si se escucha con atención aun es posible oír en silencio las algarabías de moros y cristianos o el ruido sordo de los cuerpos muertos cayendo de golpe sobre el suelo de la Iglesia.
El fantasma de masegosa: un pueblo despoblado de Soria. Había leyenda de amor, odio que nos ponía los pelos de punta, era la leyenda preferida para contar en las noches oscuras, un drama que nos causaba un extraño sentimiento de placer y miedo a la vez
A trabes de aquella leyenda, no se podía creer que todo un pueblo con casas, Iglesia,
calles, escuela, todo había sido abandonado definitivamente en aquel Masegosa, había una torre desmochada junto a la Iglesia de puertas abiertas, la sucia fuente de tres caños rodeada de una plazuela desierta casas de adobe que contenían enseres nadie da razón de donde fue a parar el fantasma. A mediados del siglo XVIII ya había quedado abandonado. En la actualidad buena parte de Masegosa pertenece a una gran familia gitana que acude todos los años en época de caza con sus carromatos, nadie trataba con los gitanos no pasaban ni a pedir agua,
Esto estaba justificado pues hubo un sargento de la benemérita que cuando veía uno le aplicaba su propia ley llevándolo al barbero de Pozalmuro para que le sacase la muela mas sana que tuviese. Quien visite este pueblo tiene que saber que el motivo del abandono fue que el agua de la fuente fue envenenada por un amante despechado. Dicen que si una salamanquesa que envenenaba el agua de la que bebían todos los vecinos e invitados a una boda y todos murieron salvo una vieja que siempre se salva para narrar lo que paso. Según el escritor riojano conoció una leyenda esta una pareja de enamorados consiguieron convencer a sus padres enemigos declarados para que autorizaran su matrimonio. La bruja. Avedicula ideo un plan para que su nieto consiguiera sus amores de la moza, aunque lo que logro fue el asesinato del joven enamorado y la prisión para su nieto que antes de encerrarlo consigue acercarse a la fuente y arrojar unos sapos envenenados, los vecinos al sentirse morirse acuden a la Iglesia y el cura iba oficiando la misa, mientras los orantes fallecían y se caían sobre la tarima hasta que el propio oficiante muere. Si se escucha con atención aun es posible oír en silencio las algarabías de moros y cristianos o el ruido sordo de los cuerpos muertos cayendo de golpe sobre el suelo de la Iglesia.
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