10 de noviembre de 2017

EL OTOÑO DE LOS LIBROS

Echando un vistazo a mi librería me he encontrado con estos tres ejemplares que representan momentos de mi vida que de alguna manera han marcado mi relación con los libros. Uno, titulado la guía del hortelano, que me encontré tirado hace más de 40 años y que rescaté de un contenedor. No soportaba ver un ejemplar así en la basura. El otro es uno de los que compré en mi adolescencia y aunque creo que costaban 25 pesetas, para mi economía de estudiante era un pequeño capital. El tercero es un regalo de nuestras hijas que siempre han sabido que un buen libro es un magnífico regalo que se disfruta muchas veces.
Hoy es el día de las librerías y viendo estos libros me he preguntado si estaremos ante el otoño de los libros de papel. ¿Irán desapareciendo poco a poco con el tiempo? ¿Serán sustituidos por los libros electrónicos o los juegos de los móviles? ¿Vendrá una nueva primavera de la lectura y un renacer de estos libros de papel tan hermosos y perdurables en el tiempo.
Todos los viernes voy a un taller de pintura en el instituto Ramón y Cajal de Parla. Este año quiero hacer una serie de cuadros relacionados con los libros y el próximo que se me ha ocurrido es precisamente el otoño de los libros que de un ejemplar antiguo se le van cayendo las hojas que se van arrugando y convirtiendo en hojas de árboles. Ya os contaré el resultado.
 El anterior que hice lo titulé el come libros y quiero simbolizar a todos esos volúmenes que se quedan olvidados por los trasteros y son victimas de animales, humedad, ratones...
Se me ocurre que con los libros se puede decir como con las mascotas. No lo abandones, él no lo haría.

4 de noviembre de 2017

MONTEAGUDO EN OTOÑO

Estamos en noviembre y en los huertos todavía hay judías, tomates, pimientos... Este año el verano se ha alargado muchísimo y llegado los Santos todavía las temperaturas son muy agradables.
Mis recuerdos de niño de esta época son muy variados. Normalmente frío, algunos años las primeras nieves, recogida de los últimos frutos de otoño como las peras de roma, muy duras pero que se colocaban en los montones de trigo y maduraban poco a poco. Luego en invierno tenían un sabor buenísimo.
Otra de las faenas que se realizaban era la recogida de las mazorcas de maíz que más tarde se desgranaban frotando dos mazorcas. Después aparecieron unas máquinas que realizaban este proceso y las mazorcas sin grano se utilizaban para la estufa.
La vendimia ya había finalizado, se habían pisado las uvas en el lagar y sacado el vino una vez fermentado a las cuvas. Por estas fechas creo que se prensaba el orujo para sacar el vino que quedaba.
Pero la remolacha esperaba en los campos el momento de arrancarla, escamocharla y cargarla en remolques para luego llevarla a la estación desde donde se llevaba a las azucareras de Terrer. Eran trabajos manuales que se hacían a mano, muchas veces con lluvia o nieve y que con el frío resultaban muy penosos.
Hoy ha desaparecido de la casi todos estos cultivos, ya no quedan frutales, ni vides, ni remolacha. Solamente cereal, maíz, girasoles y alguna parcela de alfalfa.

3 de noviembre de 2017

OTOÑO ¡QUÉ SOLOS SE QUEDAN LOS PUEBLOS!

Despertaba el día y a sus primeras luces me encontraba admirando esta sinfonía de colores que ofrece el paisaje de los páramos sorianos al amanecer y la belleza del pueblo desde el cerro Mampérez. El otoño ha llegado y los agricultores se apresuran en preparar sus campos para la próxima sementera aunque este año la sequía es muy prolongada y pertinaz. 

Al atardecer de este día de otoño nos encontramos en el pantano admirando otro espectáculo único que este año esta siendo mas maravilloso que nunca. La llegada de miles de grullas en su camino migratorio desde el norte de Europa a las dehesas extremeñas.
La imagen puede contener: cielo, nubes, exterior y naturaleza

Pero mientras tanto en las cercanías del pueblo he disfrutado del placer de pasear por la arboleda donde las hojas secas de los árboles del bosque de ribera tapizan de una alfombra multicolor el suelo que cruje levemente a la presión de nuestras pisadas. La luz se filtra entre los troncos de los chopos y produce impresionantes claro oscuros .
¡Que solos se quedan los pueblos! 
Copiando la rima de Bécquer

Despertaba el día, 
y, a su albor primero, 
con sus mil ruidos 
despertaba el pueblo. 
Ante aquel contraste 
de vida y misterio, 
de luz y tinieblas, 
yo pensé un momento: 
DIOS MÍO ¡QUE SOLOS SE QUEDAN LOS PUEBLOS!