31 de julio de 2017

QUE SUERTE ES LLEGAR A VIEJO


Una de las entradas que más visitas ha tenido este blog ha sido Poesía a los Ancianos .(9156). Fue una poesía que escuchó mi madre a una señora en una excursión y que pasó al blog. Hoy la he leído y pensando que era un poco negativa he querido hacer otra variando la visión de esta obra. Aunque es cierto que en muchos casos es real lo que nos comunica, no es menos cierto que no se puede ver la tercera edad como algo negativo. Pienso que hay que ser consciente de tus limitaciones que cada día son mayores. Que hay que estar agradecido a la vida de haber llegado a esta edad y que no podemos pretender el atar a nuestras limitaciones la vida de nuestros seres más queridos. 
Hace poco un amigo del pueblo me comentó que mi madre le había dicho que para ir a la residencia había necesitado una maleta y para salir ni eso. Es cierto que en la maleta de la vida vas guardando todo lo que te sucede, las caricias, los enfados, las peleas, los regalos... Pero cuando se cierra nada más puedes meter y de nada te sirve lo que te hagan. Carpe Diem, vive el momento.

Que suerte es llegar a viejos,
sin tener grandes problemas.
Los hijos nos quieren mucho.
Los nietos nos emocionan.

Las vistas  ya están cansadas.
Las piernas casi nos llevan.
Pero pasito a pasito.
Llegas donde te propongas.

Hemos pasado los años,
y llenado la maleta 
de trabajos y alegrías,
de amores y de jaquecas.

Los hijos siempre nos quieren.
Los nietos no nos desprecian.
aunque poquito a poquito.
seguirán su propia senda.

Nadie nos puede atender,
son muy largas las jornadas
las casas son muy pequeñas,
y muy cortas las soldadas.

Y si por nosotros preguntan.
ellos a veces contestan.
están cuidando a los nietos.
casi toda la semana.

A veces la enfermedad
nos gasta malas pasadas
y nos deja dependientes
con las fuerzas muy mermadas.

No debemos estar solos
casi toda la semana,
por lo que gracias a Dios
existen otras moradas.

Son nuestra segunda casa.
muchas veces residencia,
En ella vivimos juntos.
Los cuidados no nos faltan.

Esperando una visita.
de cariño que sí llega,
aunque a veces llega tarde
y el reloj parado queda.

La maleta se ha cerrado,
nada ya tiene urgencia,
nos vamos para el otro mundo.
solo con nuestras vivencias.

La de mi madre era la siguiente:

Poesia de los ancianos

Poesía de los Ancianos

Que pena es llegar a viejos.
Sin tener quien nos comprenda.
Los Hijos nos ven de lejos.
Los nietos no nos recuerdan.
Y con las piernas arrastras.
Y una terrible ceguera.
Caminamos paso a paso.
Arqueando las caderas.
Yo pido a la providencia.
Haber si de mi se acuerda.
Por que ya no puedo más.
Con esta horribles cadena.
Los hijos ya no nos quieren.
Los nietos ya nos desprecian.
Sin pensar que poco a poco.
Correrán la misma senda.
Nadie nos puede tener.
Tienen la casa pequeña
Pequeño es su corazón.
Y maltrecha su conciencia.
Y si por nosotros preguntan.
Ellos alegres contestan.
Llenos de satisfacción.
Están en la Residencia.
Es nuestra segunda casa.
Puesta por la providencia
En ella vivimos unidos.
En la alegría y la pena.
Esperando una visita.
De cariño que no llega.
Y si llega llega tarde.
Y el reloj parado queda.
Nos vamos para el otro mundo.
Agotados por la pena.

La recito una señora de Salamanca en una excursión,
Es duro pensar en esto pero una realidad de la vida moderna

30 de julio de 2017

DE ISRAEL A PORTUGAL PASANDO POR MONTEAGUDO

Cuando sales a la plaza del pueblo y te encuentras con coches como los de las fotos, tu mente se remonta a tus primeros pasos con un Citroen 2CV furgoneta que tenía mi padre y que en realidad fue mi primer coche. Esta furgoneta lo mismo servía para llevar manzanas al mercado de Almazán o por los pueblos de Soria, que llevarnos a los pueblos cercanos de fiesta por las noche de verano.
Las personas que iban en estos coches eran de Israel, me pidieron que les hiciese una foto y al no hablar español comenzamos a comunicarnos en inglés. Nos comentaron que eran de Israel, que iban a Portugal a un encuentro de citroen de época, que habían venido a Valencia en barco y luego recorrían España con sus coches. Les indicamos dónde estaba la judería de Monteagudo, nos hicieron varias preguntas del pueblo, número de habitantes, historia... También nos comentaron que al menos uno de ellos vivía en un kibutz, especie de granjas colectivas en las que compartían el trabajo y la propiedad, había rotación de puestos, salarios igualitaros etc.
Cuando se fueron recordé muchas cosas de mis primeras experiencias con el 2CV de mi padre, por ejemplo un día de invierno que subimos mi hermana y yo a Almazán a vender manzanas al mercado, estaba nevando, no se veía nada más que un poquito por la esquina del cristal por donde salía la calefacción, al llegar a Almazán no podía subir por la cuesta de la plaza ya que patinaba en el hielo; era increíble como estos coches con tan poca potencia llegaban a tantos sitios. 
Cuando estuve en San Esteban de Gormaz se comentaba que una médico de la zona tenía un coche de esta marca con el techo de lona, le cayó un jabalí en el interior y ella salio del coche cerrando la puerta, por lo que el animal le destrozó el coche hasta que logró salir.
 Eran coches muy básicos que se refrigeraban por aceite y con una amortiguación que se inclinaban un montón en las curvas. El de mi padre llevaba el asiento del copiloto un poco suelto y algunas veces el acompañante se te venía encima en las curvas.
 Me llamó la atención el "aire acondicionado" que llevaba uno de ellos, un ventilador en el salpicadero del coche.
Buen viaje a estos valientes israelitas y gracias por parar en Monteagudo y compartir con nosotros nuestros recuerdos y vuestras vivencias.


25 de julio de 2017

¿DÓNDE VA EL AGUA?

Esta mañana me he ido a correr por el campo como suelo hacer cuando estoy en Monteagudo pero al cruzar el río Nájima no he podido realizarlo por la gran cantidad de agua que desbordaba su cauce. Me he quedado sorprendido, me he dado la vuelta y he cruzado por el puente. He continuado trotando hacia la Lóriga y contemplando las fincas que se han quedado sin cosechar a causa de la sequía. Esto me ha traído a la memoria los años en los que por culpa de la sequía o no se podía segar o se realizaba en condiciones muy precarias. Es la causa por la que desde hace muchísimos años los habitantes de este pueblo han estado preocupados por el agua. Hacían pozos, hicieron hace más de 100 años uno de los pantanos más antiguos de España, constuyeron un canal para almacenar el agua cuando podían e intentar llenar el antiguo pantano. Recuerdo de niño como se cuidaba el agua para no desperdiciarla; arreglar acequias, hacer cavalillos en las fincas, tener un guarda de la vega y multar a los que desperdiciaban dicho líquido. De esto dependía la cosecha de remolacha, maíz, alfalfa, frutales ... que embellecían la vega.
Todo esto implica que haya una cultura de ahorro de agua y la sorpresa y la indignación ha sido mayúscula cuando han visto que el agua que habían conservado la vertían al río con un cauce lleno de maleza y carrizos y que por lo tanto se desperdiciaba en su mayor parte inundando las fincas aledañas y no llegando a solucionar los problemas de sequía que tienen por Aragón.
Además el tamaño del pantano que es muy pequeño y a lo irregular de los años que recibe agua, y estar declarado ZEPA, hacen desaconsejable el utilizarlo como pantano de regulación de caudal de los ríos.
He seguido con mi carrerita hacia la Lóriga  y vuelta por Pozuel y he disfrutado de las imágenes que he colocado a continuación de los valles del Nájima y del Jalón,  de Monteagudo, el castillo de la Raya y Pozuel que he colocado en esta entrada.
La última imagen pertenece a la siguiente entrada de Israel a Portugal, pero eso es otra historia.