El confitero: En Monteagudo como en casi todos los pueblos existía el confitero o el caramelero, era un personaje muy popular pues además de vender a todos los chiquillos del pueblo, cuando habia fiestas en los pueblos de los alrededores, cogian la mula y el carro y la mercancía y allí ponían su puesto y a vender.
En mis tiempos de niña nos daban las madres una perrilla o sea cinco céntimos con ella nos comprábamos dos naranjas sanguinas, pequeñitas. Primero las tirábamos al alto como si fueran pitones, cuando nos cansábamos de tirarlas al alto, las frotábamos en el suelo con el pie y se ponían muy blanditas y eran todo líquido, a veces se rompían, y que desconsuelo se terminó el juego y a comerlas.
La tía Paula que así se llamaba, hacía con miel melada unas piruletas y les ponía un palillo para cogerlas, que sabían a gloria bendita.
También hacia barquillos: que era una hoja ligera de pasta de harina sin levadura azúcar y a veces miel. La elaboración era sencilla y bajo costo de los ingredientes y su precio muy asequible.
Colocados con mucho cuidado para que no se rompieran y decían al rico barquillo para la nena y el niño.
Hoy en día se ven muy poco. Los niños de ahora tienen tantos tipos de chuches que son menos naturales que los famosos barquillos pero los gustos cambian.
La tía Paula también vendía cacahuetes, chufas, castañas, caramelos, puros bolitas etc.
Voy a contar lo que paso un año en la plaza de los toros, por el día se toreaban los toros y después se ponía el baile; estaba la plaza abarrotada de gente y nada mas entrar había un confitero con su puesto de caramelos el baile en todo su apogeo cuando se empiezan a oír cencerros de toros y voces diciendo “los toros” que vienen. La gente horrorizada se puso a correr como loca todos hacia la puerta. El caramelero gritando “mis caramelos “La gente amontonada saltaba por encima, y los caramelos todos por el suelo. Aquello fue un desastre y en la plaza no quedo nada ni nadie. Que vídeo se podía haber grabado si fuera hoy.
Pues bien, resultó que todo fue una broma pesada unos jóvenes con una mímica y unos cuernos de toro y unos cencerros, simularon el toro y la gente gritando se armó la marimorena, por que en ese día los toros pastaban por la arboleda, y cuando oyeron los cencerros y gritando a la gente todo el mundo se lo creyó, pero el caramelero se le destrozo toda su mercancía.
1 comentario:
Pues pobre hombre.... menudo disgusto!!!!
Yo tambien recuerdo que de pequeña mi abuelo me daba cinco duros, que era toda una fortuna,los domingos por la mañana.
La verdad es que no pasa dia que no me acuerde de mi abuelo. Un dia contaré cosas sobre él en una entrada.
Por cierto mi blog es http://superpeki.blogspot.com/
Un beso
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