San Bernardino de Siena: fiesta en Chercoles pueblo limítrofe, con Monteagudo de las Vicarias,
En Chercoles se le Venera y tiene siempre una lampara de aceite y la gente dicen que es curativo para escemas en la cabeza de los niños y en la piel. La gente van le llevan aceite en una botella se llevan el de la lampara y le ponen otro aceite nuevo y se untan todos los días en la parte de escemas, antiguamente no había los farmacos de ahora. También se hacen rogativas para pedir agua para los sembrados. A veces si no llovía en San Isidro, llovía en San Pascual, y si no en San Bernardino, este año nos ha llovido el día San Bernardino, Dios quiera que continué que hace mucha falta para los sembrados.
Fiesta del huevo
(20 de Mayo)
LA HINOJOSA EN SAN BERNARDINO (1617-2004)
Huevos y Lechuga. alimentos romeros
La curiosidad, me llevó a esta localidad conquense el 20 de mayo. Allí celebraban a San Bernardino de Siena, y sentía extrañeza al ver el patronazgo de un franciscano italiano en tierras de Cuenca, como también, el que en la Romería del Santo, no se usara más alimento que huevos cocidos, lechuga, pan y vino (zurrilla hoy). y otro detalle más, la cosa tendría que ser interesante pues se mantenían exactamente las mismas fechas, que hace doscientos años.
La Romería fue realizando su recorrido por las calles de la localidad hacia sus exteriores y en dirección al Cerro, que aproximadamente a 2 Km. existe, donde se encuentra una cruz, en la que suponen que el Santo o sus reliquias, obraron el hecho milagroso de aportar el agua de lluvia tan necesaria. Los datos históricos señalan el año 1617, cuando en Procesión de Rogativas, así se lo solicitaron en el año los componentes de la Hermandad de la Vera Cruz, 'dando dos reales entonces'.
La Romería discurría camino del Paraje de La Cruz en el Cerro del Santo Patrón. A decir verdad, yo me sentía sorprendido, por delante un caballista, marcando el desfile con sus cabriolas, luego las cor- netas y tambores de los' Amigos de Cuenca', a continuación el Santo a hombros de sus devotos, y detrás todo el pueblo junto a 'hinojoseros' llegados desde otras ciudades.
Aquí todo lo rige la 'costumbre', y costumbre es, llevar al Santo y a los romeros a través del campo aunque el terreno esté sembrado, siempre se ha hecho así, y los que trabajan la parcela por donde discurre la procesión, así deben en- tenderlo. Desde mi ubicación, os he de contar que la vista en la lejanía era extraordinaria, como lo son las tierras que pisábamos.
Con todos los honores San Bernardino fue dejado en La Cruz del Cerro, un paraje que en su configuración ofrece una serie de detalles de relevancia antigua, muy interesantes. Ese fue el momento para repartir la merienda, merienda franciscana, hecha con huevos duros, lechugas, pan y vino.
Allí en el Cerro el ambiente es cordial, todo el mundo te ofrece huevos, lechuga y zurra. Cuando ha transcurrido la primera hora de merienda, y el cuerpo se siente cómodo, lechugas y huevos que sobran, comienzan a volar por el aire, eso sí, sin molestar. Los niños, colocan petardos dentro de ellos y los lanzan a la llanura, inundando con sus risas y el sonido de la pólvora, los contornos cercanos. El Ayuntamiento ha comprado unas 150 lechugas y una cantidad aproximada de 180 docenas de huevos, y todo el pan y la zurra que se necesite.
San Bernardino contempla cariñosamente a su gente desde lo alto, mientras que a su lado van llegando los romeros para decir sus oraciones, hacerse fotos para el recuerdo o simplemente sentarse a su lado. La Banda ha formado corro y comienzan a tocar diferentes músicas de baile, de esas que a todos les sirve para juntarse en corro y salir a bailar, primero tímidamente y luego ya de forma más decidida, eso sí los hombres se mantienen en un plano más distante observando la escena de las mujeres y algunos jóvenes, bailando.
La merienda en el Cerro de San Bernardino al lado de La Cruz ha acabado. Os diría que la vuelta tiene un aire más alegre, y también más devoto, se Canta y se reza y se dicen vivas a San Bernardino. Allí concluye esta 'extraña', para mí, manifestación romera, 'singular y excepcional' para los habitantes de La Hinojosa.
(20 de Mayo)
LA HINOJOSA EN SAN BERNARDINO (1617-2004)
Huevos y Lechuga. alimentos romeros
La curiosidad, me llevó a esta localidad conquense el 20 de mayo. Allí celebraban a San Bernardino de Siena, y sentía extrañeza al ver el patronazgo de un franciscano italiano en tierras de Cuenca, como también, el que en la Romería del Santo, no se usara más alimento que huevos cocidos, lechuga, pan y vino (zurrilla hoy). y otro detalle más, la cosa tendría que ser interesante pues se mantenían exactamente las mismas fechas, que hace doscientos años.
La Romería fue realizando su recorrido por las calles de la localidad hacia sus exteriores y en dirección al Cerro, que aproximadamente a 2 Km. existe, donde se encuentra una cruz, en la que suponen que el Santo o sus reliquias, obraron el hecho milagroso de aportar el agua de lluvia tan necesaria. Los datos históricos señalan el año 1617, cuando en Procesión de Rogativas, así se lo solicitaron en el año los componentes de la Hermandad de la Vera Cruz, 'dando dos reales entonces'.
La Romería discurría camino del Paraje de La Cruz en el Cerro del Santo Patrón. A decir verdad, yo me sentía sorprendido, por delante un caballista, marcando el desfile con sus cabriolas, luego las cor- netas y tambores de los' Amigos de Cuenca', a continuación el Santo a hombros de sus devotos, y detrás todo el pueblo junto a 'hinojoseros' llegados desde otras ciudades.
Aquí todo lo rige la 'costumbre', y costumbre es, llevar al Santo y a los romeros a través del campo aunque el terreno esté sembrado, siempre se ha hecho así, y los que trabajan la parcela por donde discurre la procesión, así deben en- tenderlo. Desde mi ubicación, os he de contar que la vista en la lejanía era extraordinaria, como lo son las tierras que pisábamos.
Con todos los honores San Bernardino fue dejado en La Cruz del Cerro, un paraje que en su configuración ofrece una serie de detalles de relevancia antigua, muy interesantes. Ese fue el momento para repartir la merienda, merienda franciscana, hecha con huevos duros, lechugas, pan y vino.
Allí en el Cerro el ambiente es cordial, todo el mundo te ofrece huevos, lechuga y zurra. Cuando ha transcurrido la primera hora de merienda, y el cuerpo se siente cómodo, lechugas y huevos que sobran, comienzan a volar por el aire, eso sí, sin molestar. Los niños, colocan petardos dentro de ellos y los lanzan a la llanura, inundando con sus risas y el sonido de la pólvora, los contornos cercanos. El Ayuntamiento ha comprado unas 150 lechugas y una cantidad aproximada de 180 docenas de huevos, y todo el pan y la zurra que se necesite.
San Bernardino contempla cariñosamente a su gente desde lo alto, mientras que a su lado van llegando los romeros para decir sus oraciones, hacerse fotos para el recuerdo o simplemente sentarse a su lado. La Banda ha formado corro y comienzan a tocar diferentes músicas de baile, de esas que a todos les sirve para juntarse en corro y salir a bailar, primero tímidamente y luego ya de forma más decidida, eso sí los hombres se mantienen en un plano más distante observando la escena de las mujeres y algunos jóvenes, bailando.
La merienda en el Cerro de San Bernardino al lado de La Cruz ha acabado. Os diría que la vuelta tiene un aire más alegre, y también más devoto, se Canta y se reza y se dicen vivas a San Bernardino. Allí concluye esta 'extraña', para mí, manifestación romera, 'singular y excepcional' para los habitantes de La Hinojosa.
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