Poesía de Grabriel y Galán
Esta Poesía la dedico a todos los labradores que como yo hemos vivido en el campo y sufriendo todas las inclemencias del tiempo y muchas vicisitudes. Pero con el tesón y el esfuerzo debido, hemos sido felices trabajando.
Araba el tío Mariano,
la húmeda tierra gredosa,
y entre la bruma lluviosa,
del horizonte lejano.
Con cierta noble ansiedad,
que a la amargura se junta,
miraba al volver la punta,
las torres de la Ciudad.
Allí los amos estaban,
de aquel pedazo de llano,
ya convertido en pantano,
por lluvias que no amainaban.
Y no pensaba el rentero
que el amo estaba al abrigo,
del bofetón del hostigo,
y el frío del aguacero.
Aspiraciones mas parcas,
tentaban al viejo charro,
mientras hundía en el barro,
sus bien calzadas abarcas.
Era un DIA de Febrero,
revuelto lluvioso y frió,
cada camino era un rió.
Y un charco cada sendero.
Bajaban por las quebradas,
turbios regatos zumbando,
que iban el oyó inundando,
de hoscas aguas coloradas.
Y era el barbecho un fangal,
y el prado un estanque era,
y una charca la rivera
los valles un chapatal.
Arrebataba el solano,
las gotas del aguacero,
que eran las puntas de acero,
de un látigo inhumano.
Iracundos los zagales, bregaban con los corderos, y los cabritos zagueros, hundidos en los fangales. Y el pobre tío Mariano, con la anguarina calada, bajo un brazo la aguijada, y en la mancera una mano, Arando estaba en tal día por no perder una huebra, donde dice que el viento quiebra, cosa que el solo diria, Pues en aquella desnuda, tierra desnuda, tierra llana sin abrigo, le flagelaba el ostigo, la cara con saña cruda. Y así malamente araba, y echaba el hombre sus cuentas, las cuentas de aquellas rentas, que por las tierras pagaban. Bien echadas las tenían, pero con mal resultado, y así terco y porfiado,
Las iba haciendo aquel DIA. Las rastras ya no las miento, agaño si pinta el año, no será ningún extraño, que me animase a las ciento. Se ha derramao en sazón, la desara fue muy guapa, y si sigue asin no escapa, de aber buena granzón. Este calculo lo hacia, con las leves omisiones, de angosto inundaciones, de pedriscos y sequías. Ahora tanto PA calzar, tanto en vestir y en comer, y no hablaba de beber, por que era hablar de la mar.
Tanto "pa"contribuciones, tanto "pa" renta y simientes, y así fue del remanente, practicando sustracciones. Y de las ciento supuestas, sustrajo el tío Mariano, tantas fanegas de grano,
Que al pasar de ciento estaban. Puso cara de ansiedad, Y el cuerpo zarandeando, dijo con pena mirando, las torres de la Ciudad, Si aguaño fuese allá un DIA, y el amo bajar quisiera, seis fanegas.......! cualesquiera ¡cualesquiera me tosía. Señor del tío Mariano, si acude a ti se piadoso que aras un hogar dichoso, con seis fanegas de grano.
(José Maria Graviel y Galán.)
Tengo que añadir esto que como estamos en una tierra que llueve poco en aquellos tiempos deciamos : La mitad se nos va en pagos, la otra mitad en simientes y lo que queda pal amo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario