25 de octubre de 2018

MONTEAGUDO Y LAS GRULLAS

Tiempo grullero, tiempo marrullero.
Como todos los años las grullas en su migración a las dehesas extremeñas nos visitan para descansar y tomar fuerzas para continuar al día siguiente. Es un espectáculo ver llegar al atardecer las numerosas bandadas que abandonan su formación en V y comienzan a descender cerca del agua , en medio de una colegial algarabía de característicos sonidos  que conocemos muy bien los habitantes de Monteagudo pues los hemos escuchado desde la niñez.
Al amanecer es un momento mágico. La serenidad de las aguas del pantano en las que se ven reflejados como en un perfecto espejo el paisaje de los alrededores apenas alterado por la estela que dejan las numerosas anátidas al moverse en este espejo, la calma y el frescor de la mañana, la ausencia de ruidos... ¡Que lugar tan paradisíaco ! y que suerte poder disfrutarlo sin las aglomeraciones propias del turismo en algunos lugares.
Pero llegado el momento la calma matinal se rompe. Algunas grullas comienzan a moverse y en un momento se produce una tremenda algarabía que rompe el silencio. Miles de grullas levantan el vuelo, se van agrupando en grupos formados por decenas de aves, van cogiendo altura y continúan su viaje hacia el sur. Al poco tiempo la calma vuelve a apoderarse de este lugar.
Pero cuidado, como dice el refrán el tiempo va a cambiar y como dicen las predicciones después del maravilloso tiempo que hemos tenido estos días para este fin de semana va a llegar el frío y la nieve a muchos lugares de la península.
Si amplias la foto puedes observar al fondo algunas grullas.

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