28 de abril de 2012

El Labrador de antes

En Monteagudo cuando yo era niña, y tengo 83 años, se hacia la agricultura con las mulas y se labraba con el arado: se madrugaba para echarles su buen pienso de cebada y paja, mientras se lo comían el agricultor peinaba a las mulas con un cepillo de hierro, después les ponían las colleras, las cabezadas, los bridones, una manta con su cincha,  y ya estaban listas para salir al campo, las ponían el yugo y el arado con el barrón bien aguzado y una corneta para el camino, y tan contentos con las alforjas, la merienda, y la bota de vino, para ofrecer un trago a otros agricultores que pasaban de camino y paraban a echar su charla, y refrescar el garguero, y a la finca, surco arriba y surco abajo,  de sol a sol, era muy pesado, pero la gente se aconstumbraba y se oían cantar jotas,  Labradorcito afanado, echa tu surco derecho, que las mozas los domingos, se fijan en los barbechos. Otra decía, Labradorcito lo quiero, que venga del campo tarde, con la moquita colgando, y la cara de vinagre, seguramente pensaban en la cosecha del año siguiente. Que ha veces la sequía no crecían como pasa este año, y no salia ni paja para las mulas. Siempre mirando al Cielo, pero de buen conformar. Imaginaros no coger ni paja para las caballerías, y no coger ni trigo para sembrar al año siguiente eso si que era pasar crisis,
Pero no preocuparse demasiado por que con eso se aguza el ingenio y de una manera o de otra se sale adelante. y tras un año viene otro y tras de lo malo viene lo bueno, y tras de lo bueno viene lo malo, pero no hay mal ni bien que cien años dure, Y Dios aprieta pero no ahoga.  Y que la vida no es un jardín de rosas. y con paciencia y esperanza, todo se alcanza.

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