Otoño

Esta noche ha entrado el Otoño: tiempo de setas, recogida de la uva, las patatas, manzanas, peras, higos, todas las frutas, tomates, pimientos, cebollas, melones, judía verde, verduras de todo, etc.... En Monteagudo de las Vicarias, pueblo agrícola de secano y regadío, podemos presumir de que la tierra nos ha dado de todo, pueblo trabajador sin igual,. Pero llego el otoño, y con los fríos del invierno si no se aplica todo se estropea, por eso se hacen conservas de todo, y se guarda en las bodeguillas, alacenas, y hoy mas en los congeladores, que es un adelanto muy grande, pero había conservas para todo el año.

Ha llegado el otoño con su lento manto de niebla. La ciudad apaga las luces del verano, y los paseos se alfombran de hojarasca. También el corazón se apaga un poco, al tiempo que bombea una neblina con algo de nostalgias infantiles. (La lluvia en el cristal es lo que tiene.) Todo cobra un color tan de ceniza que es fácil ir a dar a la tristeza. Y, sin embargo, vivo en la alegría cuando el otoño llueve en mis adentros esa serena lentitud que llega después del frenesí de los estíos y ayuda a poner orden en las cosas tras tanto tiempo de vivir al raso. Me abandono a ese aroma a membrillo y frutos secos que recuerda el aroma de otras tardes; a esa melancolía adolescente que arrastraba mi pluma por el blanco; que trazaba en secreto los primeros amores, tan ingenuos; mis primeros poemas, tan confusos.El otoño me dice que los días en su rueda perfecta se suceden; que yo ruedo con ellos y que ahora, la sucesión de rostros, dieron en el que soy: en el que mira atrás y, sobre todo, hacia el futuro:tiempo de inviernos y de primaveras, de estíos y de otoños; tiempo vivo donde la vida escribe paso a paso las líneas de un guión inacabado que alguien continuará. Ojalá entonces,alguno de estos versos cobre vida y dé la bienvenida a otros otoños.