24 de enero de 2016

Comentario de Jose Antonio Alonso en el canto del cuco

La fecha de la presente entrada coincide, casualmente, con una triste noticia que tiene algo que ver con el contenido que abordas en la misma como explicaré al final. Se trata del fallecimiento de Felicidad Martínez más conocida como “La ciberabuela de Monteagudo”. Esta persona, que había trabajado siempre en la agricultura y en la ganadería, cuando tenía 78 años se apuntó a un curso de internet que se impartía en el telecentro de su pueblo. Posteriormente creó el blog “recuerdosdelaabuela” en el que recopilaba costumbres, letras de albadas y jotas, dichos, anécdotas, historias y acontecimiento cotidianos de su pueblo. El blog tiene más de 486.000 visitas. Era un punto de consulta de noticias de muchos nacidos y simpatizantes del pueblo desperdigados por el mundo. La primera entrada de su blog, escrita al principio de junio de 2007 bajo el título de ‘Mis aficiones’, define su vitalidad y forma de ser. Dice así:
“Soy una persona mayor y con muchas ganas de aprender cosas nuevas y no sentirme analfabeta en esto de los ordenadores, y además me siento útil haciendo algo nuevo. Ya estoy cansada de hacer labores de todas clases, ganchillo, cruzeta, bordado, crochez, punto, además de otros muchos trabajos en la agricultura y ganadería; estoy haciendo un curso de comunicaciones a través de internet dirigido por la señorita Patricia…“.
Felicidad Martínez, fue elegida por la Casa de Soria en Madrid “Soriana del año. Numantina de a pié, 2011” . Ese mismo año Abel recibía el “Premio Dionisio Ridruejo. Libro 2011”.
Pues bien, la relación que encuentro entre la actual entrada de “El canto del cuco” y “la Feli de Monteagudo” procede de que, ella supo guardar todo lo que, para otros eran trastos viejos y cuyo destino hubiera sido el “punto limpio o sucio”. Guardó con esmero, limpió y recuperó: muebles viejos, aperos de labranza, utensilios domésticos, herramientas manuales, juguetes, vestidos, bordados…Con todo ello consiguió montar, a nivel particular, sin ninguna ayuda oficial y en un local propio, una especie de museo etnológico que enseñaba, con gusto, a los que se lo solicitaban. Disfrutaba como un niño dando explicaciones a los visitantes del funcionamiento y uso de todos y cada uno de los objetos expuestos, muchos de ellos usados por ella misma en sus años jóvenes.
Amigo Abel, no me cabe la menor duda de que Feli nos hubiera podido dar una lección pormenorizada acerca del uso, manejo y funcionamiento de tu sobadora o sobadera. Descanse en paz.

1 comentario:

Gloria dijo...

solo puedo decir gracias gracias gracias