Mis primeros recuerdos van unidos a las fiestas populares ya que era el momento lúdico que todo el pueblo esperaba con ansiedad.
Cuando yo era niño las fiestas se celebraban el 15 de octubre. Más tarde se cambiaron a agosto por varios motivos, aunque seguimos recordando esta fecha y le llamamos la fiesta vieja.
Recuerdo estar en la barrera al amanecer esperando la llegada de los toros en el encierro. Los traían con caballos y los días anteriores esperaban por la vega. La razón de estar con mi madre es que cuando yo tenía 6 años, mi madre, nos dejo en casa y yo abri la ventana y me salí a la calle. Ese año se escaparon los toros varias veces, ya que era habitual que al llegar a la plaza se dieran la vuelta y tuvieran que volver a reconducirlos a la plaza. Ese año a mi padre lo cogió un toro en las escalerillas del recogedero y recuerdo como lo curaban todos los días la herida del pecho.
La plaza se cerraba con carros y remolques, se subastaban los puestos de los burladeros y se construían como andamios en los que se colocaba la gente. Estoy viendo el toro que se llevó las puertas de la plaza a la espalda y se escapó. Las vueltas al ruedo de los maletillas con la capa solicitando unas pesetas por la faena realizada. El saltar al ruedo a untarse sangre en las berrugas que decían que se quitaban. El olor de la carnicería que se montaba en el ayuntamiento donde se repartía la carne de los novillos entre los vecinos que habían colaborado en las fiestas.
Un año que el ayuntamiento no trajo toros, algunos vecinos compraron dos vaquillas y se torearon en el corral del Cesar. Ese año había vacas a todas las horas.
Otro año no llegaban las vacas y se presentó el Chumi de Calatayud con tres vacas dentro de una furgoneta. ¿Cómo lograría meterlas allí?.
El toro de fuego no se puede olvidar ya que los chicos asustados buscábamos refugio debajo de los carros. Salía por la barrera donde estaba la gente viendo el baile y algún año un señor que iba dandole bastonazos se llevó un buen fogonazo.
La música se ponía en el juego pelota. Los conjuntos cenaban en la casa de los que formaban la comisión y recuerdo un año que mi madre era de la comisión y la orquesta no tocó el día de la fiesta. No habían tocado juntos nunca.. Cuando acababa el baile de la plaza el Porrilla organizaba otro en el salón del café. Los Maracay era un conjunto que vino varios años y estaba integrado en el pueblo tanto que nos acompañó un año a dar una albada a los recién casados de ese año.
Hace 60 años en octubre solía hacer frío y lluvia de tal forma que era habitual estar en el baile con abrigo o ver la plaza llena de paja por el barro que se formaba en ella.´
Un año tenía paperas y cuando llegó la fiesta a mí se me pasaron , eso sí al día siguiente de acabar yo tenía otra vez paperas.Debo ser el único que ha pasado dos veces esta enfermedad o acaso no la había curado.
Entonces comenzaron a surgir las primeras peñas.La nuestra se llamaba "La alegría" preparábamos vino con melocotón y la música la buscábamos en transistores que colgaban de un cable de la luz.
Unos años después recuerdo que en el palacio había dos o tres peñas, el año que una peña compro un bombo y las luchas de agua en la calle mayor por otra peña.
Las imágenes las he tomado de Imágenes, fotografías y anécdotas de Monteagudo de las Vicarías
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