2 de junio de 2020

Tormenta

Un tremendo estallido acompañado de una cegadora luz sonó en la travesía de la Aduana. Al mismo tiempo se fue la luz que ténuamente alumbraba  la habitación en la que estábamos mi madre y yo en la casa del Tío Royo . ¡Un rayo!¡ ha caído un rayo!, gritó mi madre mientras yo me agarré a su mano. Debe estar en la cuadra. ¡Ay mis mulas! Asustados y entre sollozos bajamos las escaleras .Mi madre no se atrevía a abrir la puerta temiendo encontrarse los animales muertos. En la calle comenzó a escucharse los gritos y comentarios de los vecinos. Se notaba cierto olor a quemado, o eso me parecía a mi. Afortunadamente en la cuadra todo estaba bien aunque los plomos se habían fundido. Había que coger un hilo de cobre y arreglarlos para volver a tener luz.
Yo seguramente tenía  menos de cuatro años y este es uno de los primeros recuerdos que tengo de mi infancia.
Mi madre contaba que de niña tuvieron que soltar las mulas estaban trabajando en el campo, y ellas se fueron a un cerro que había cerca y allí esperaron a que pasará el temporal.
Algunos años más tarde regando en la Dehesa otra tormenta me sorprendió en el campo, afortunadamente teníamos un pequeño tractor que me protegía de la lluvia, pero ver caer los rayos en el Picazo y en los árboles del río a muy pocos metros de distancia  era bastante aterrador.
Las tormentas siempre han puesto de manifiesto la fuerza de la naturaleza y la impotencia del ser humano sobre todo cuando te sorprendía en el campo. si además venía acompañada de granizo se sumaba la ruina al destrozar la cosecha de la cual dependían.

1 de junio de 2020

Deporte matinal

Las mañanas de primavera son ideales para hacer ejercicio y corretear por el campo. Hay un momento mágico al amanecer en el que el sol comienza a calentar con sus primeros rayos, el viento se calma, hay un silencio casi absoluto, los animales nocturnos se van retirando a sus escondites o madrigueras, mientras que otros salen a los caminos y descampados a saludar al nuevo día. Poco a poco comienzas a oír los nuevos cantos de las aves, el ruido del tráfico a lo lejos, la luz que va ganando intensidad y pinta con una gama infinita de colores las plantas y flores silvestres . Calma, frescor, silencio, solo tú y tus pensamientos. Corriendo por la Cantueña , el sol que intenta abrirse camino entre los restos de las nubes de la tormenta de ayer dibujando un pequeño arco iris ,viendo a lo lejos Madrid entre neblina  y la sierra con su penumbra matinal.
Hoy por el camino que he recorrido habré visto más de una docena de conejos, algunos de ellos gazapos que se asustaban al verse sorprendidos, varias perdices , palomas torcaces, varias urracas y hasta un caracol que he tenido que esquivar para no aplastarlo. Este año la hierba ha crecido mucho debido a la bonanza de la primavera y a que no se ha pisado el campo por estar confinados.
Al ver las perdices que se hacían las heridas correteando por el camino porque seguramente tenían las crías cerca pero de pronto echaban a volar, me han venido recuerdos de niño de  ir con mis padres por el pilón de la cuesta Grande en mi pueblo, ver un bando de perdigones e intentar coger alguno, pero como no te fijases en alguno y no lo perdieses de vista, desaparecían todos por arte de magia. También recordaba las jaulas de perdiz que de niño observaba en algunas casas del pueblo, artesanales y en las que el perdigacho se utilizaba para atraer a otros congéneres que eran cazados a la espera cuando acudían atraídos por su canto. Actualmente esa modalidad de caza solamente está autorizada en algunos lugares.
La perdiz ha sido en los pueblos de Castilla la reina de la caza menor. Su bravura, su  astucia, su belleza y sus valores culinarios han destacado sobre otras especies.

He observado que mi madre puso una entrada dedicada a las jaulas de perdiz,al principio del blog, cuando describía las cosas de su infancia,

Jaula de perdiz y cardelino


En la jaula más grande los cazadores de perdices, metían el reclamo o perdigacho. En las jormadas de caza, dejaban el reclamo sobre un alto cantando y esperaban escondidos a que las perdices se acercaran para cazarlas. La jaulita pequeña es para "cardelinos". Para cogerlos se metía un nido con los pollos en la jaula y se colgaba del arból en el que estaba el nido. los padres los alimentaban a través de los barrotes y cuando los pollos crecían y se acostumbraban a comer el pienso, se los llevaban para la casa.