La pregunta 32 dice si
en el pueblo hay algún Tendero de Paños, Ropas de Oro, Plata, y
Seda, Lienzos, Especería, u otras Mercadurías, Médicos, Cirujanos,
Boticarios, Escribanos, Arrieros, etc., y qué ganancia
se regula puede tener cada uno al año.
En 1753 en Monteagudo comentan que no hay en esta villa tendero
alguno de los que expresa en la pregunta, y se hallan dos alcaldes ordinarios y que
a cada uno le regulan de utilidad al año por el salario y derechos
del juzgado ciento cuarenta y nueve reales de vellón. Me ha sorprendido lo de los dos alcaldes. Se lo pregunté a Antonio y me comentó que seguramente uno era nombrado por el conde de Altamira y otro por el pueblo.
Más adelante dicen que hay tres regidores
que a cada uno le aportan cuarenta y nueve reales de vellón, un
alguacil su salario doce reales; Francisco Palacios escribano de este
ayuntamiento y número de esta villa a quien regulan de anual
utilidad setecientos cincuenta reales, inclusos los ciento cincuenta
que le paga esta Villa y de los lugares de Chércoles, Torlengua,
Pozuel y Cañamaque, por lo que cada año gana de salario treinta
medias de trigo puro, trescientas setenta medias de trigo común, mil
ciento veinticuatro reales en dinero incluidos cuarenta y cuatro
reales renta de la casa, que le paga esta villa, que todo asciende a
tres mil ciento ochenta y cuatro reales; Geronimo Bermudez, vecino y
boticario, cuya utilidad por lo que le paga esta villa, y lugares del
partido importa cada año dos mil trescientos setenta reales de
vellón. Recuerdo de niño la boticaria del pueblo Dª Carmen, creo haber oído que fue una de las primeras mujeres que estudió farmacia en España,como pesaba los componentes de las recetas que prescribía el médico con una balanza de precisión y lo envolvía en unas papeletas que ella realizaba en el momento plegando pequeños papelitos; Francisco de Ciria cirujano, que cada año gana y le paga
esta villa ciento sesenta medias de trigo común, con treinta y seis
reales renta de la casa que habita y le satisface esta villa, que todo
importa ochocientos treinta y seis reales; Francisco Aguado menor
sacristán de esta parroquia y organista de ella, maestro de primeras
letras, que gana setenta y ocho medias de trigo común, veinticuatro
medias de cebada que valen cuatrocientos ochenta y seis reales y
además gana dinero doscientos sesenta y dos reales, que todo
asciende a setecientos cincuenta y ocho reales. Es curioso que al mismo tiempo fuese sacristán, organista y maestro. A mi madre le había oído hablar del tio Angel el organista que ella conoció. El órgano lo han conocido nuestros padres y creo que fue vendido para pintar la iglesia ; Francisco Aguado
mayor, tercero de los frutos decimales de esta parroquia, que los que
le tocan cada año importan seiscientos setenta y dos reales, y tres
maravedies, y a este por el trato que tiene en lanas se le regulan
quinientos reales, que todo asciende a mil ciento sesenta y dos
reales y tres maravedies de vellón; Pascual Crespo Mozo que gana por
el trabajo de regar la dehesa y propios del concejo noventa reales de
vellón; Manuel de las Sayas, que además de su principal oficio de
labrador tiene el trato de arriero por el que regulan de anual
utilidad quinientos reales de vellón; Bernardo Ruiz además de
labrador también arriero, cuya anual utilidad doscientos reales de
vellón; Juan Chamarro de oficio arriero cuya anual utilidad regulan
quinientos reales de vellón; Juan Guerrero guarda del monte de la
Loriga, plantíos y panes, que gana de soldada cada año doscientos
ochenta y seis reales; Manuel Mostacero mayos guarda del Monte común,
que cada año gana de soldada doscientos diez reales; Gil Depetidos
guarda del ganado yegual y mular que gana cada año setenta medias de
trigo común, que valen trescientos cincuenta reales; Manuel Enguita
guarda del ganado vacuno que gana cada año sesenta y cuatro medias
de trigo común que valen trescientos veinte reales de vellón; Juan
Escalada arrendatario del horno de cocer pan a quien con descuento de
la venta que paga le regulan en cada año de utilidad docientos
reales de vellón; Jose Hernandez vecino de esta villa pastor de
ganado de Francisco Igea que gana cada año de soldada doscientos
veinte reales de vellón, Andrés Gil vecino y pastor de su propio ganado, por lo que se
le regula cada año doscientos cuarenta reales; Juan Muñoz vecino y
pastor del ganado de Pedro Gutiérrez, por lo que gana de soldada
doscientos sesenta y cuatro reales que se le consideran por la guarda
de su ganado, que todo importa trescientos treinta y dos reales;
Francisco Utrilla vecino y pastor del ganado de Francisco Mostacero,
que gana de soldada doscientos ochenta y seis reales a que se
aumentan cincuenta que le regulan por la guarda de su ganado, hace
todo trescientos treinta y seis reales; Manuel Damo vecino y pastor
de su propio ganado, por lo que le regulan doscientos cuarenta y dos
reales, Manuel Gil, vecino y pastor del ganado de Juachin de la
Banda, por lo que gana de soldada cada año doscientos ochenta y seis
reales; Manuel Chamarro vecino y pastor del ganado de Antonio Labanda
que gana cada año doscientos ochenta y seis reales; Juan Tomas
pastor del ganado de Paula Labanda gana de soldada doscientos veinte
reales quinientos cincuenta de alimentos;todo setecientos setenta
reales; Joseph García pastor también del ganado de Dª Paula gana
de soldada doscientos cincuenta y tres reales y quinientos cincuenta
de alimentos, hace todo ochocientos tres reales; Antonio Muñoz
pastor del ganado de Pablo Utrilla gana de soldada doscientos sesenta
y cuatro reales y quinientos cincuenta de alimentos, hace todo
ochocientos catorce reales, Francisco Olite pastor del ganado de
Antonio Labanda Pérez, gana de soldada por esta custodia y del
ganado de Pedro Gutiérrez doscientos sesenta y cuatro reales y
quinientos cincuenta de alimentos, hace todo ochocientos catorce
reales; Andrés Utrilla pastor del ganado de Bartholome Gutiérrez
gana de soldada doscientos sesenta y cuatro reales y quinientos
cincuenta de alimentos, hace todo ochocientos catorce reales y Manuel
Lite pastor del ganado de Francisco Beltrán, gana de soldada
doscientos sesenta y cuatro reales y de alimentos quinientos
cincuenta que hace todo ochocientos catorce reales, sin haber otra
cosa que regular y responden