Cuando era niño llegaron los tractores y las máquinas más potentes por lo que el peligro era mucho mayor. Además no había formación ni experiencia para manipularlas y las consecuencias fueron dramáticas pues en la comarca ha habido varios fallecidos al volcar los tractores, al quedar atrapados con los aperos o por enganchase la ropa a alguna parte móvil.
Pero como pasa siempre ha habido muchísimas veces que no ha llegado a situaciones fatales y ha quedado en sustos o pequeñas lesiones.
Recuerdo que mi padre tenía un Barreiros, un tractor que tenía poca potencia y menos frenos.Este cuando se apuraba el motor se ponía a girar en sentido contrario Una vez iba por el barranco Meazorras a la Rambla con el remolque cargado de cajones. Al tomar el camino de la había una cuesta que tomé con una marcha larga. Al llegar arriba el motor se volvíó y salió acelerado a tope por la cuesta y de culo. Tuve la suerte de girar la dirección y llegar al fondo del barranco quedándome mirando en sentido contrario. Aquel día si no hubiese hecho esa maniobra posiblemente habría volcado y las consecuencias habrían sido fatales pues las cabinas que llevaban no resistía el peso del tractor. Igual que me pasó a mi a mi padre varias veces. Recuerdo una en el Salto de la Peña en el que el remolque cargado de trigo sujetó el tractor.
Hoy las máquinas son mucho más potentes y están mucho más protegidas para evitar muchos riesgos pero eso no evita que pueda haber imprudencias y tener consecuencias fatales.
La salud y la vida es lo más preciado que tenemos y no hay nada por lo que podamos ponerla en peligro.
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