Han pasado el invierno en las dehesas extremeñas, en Andalucía o en el norte de África. Ahora migran a sus zonas de reproducción .
Es impresionante el número de estas aves que paran todos los años en el pantano. Allí descansan para emprender de nuevo su viaje al día siguiente.
Para viajar utilizan las corrientes térmicas que se producen con el calor del sol. Ascienden dando vueltas y cuando tienen suficiente altura planean hasta que están muy bajas. De noche y sobre el mar no hay térmicas por lo que tienen que aletear si se quieren desplazar en estas circunstancias.
Visitando el coto de Doñana hace poco vimos unas pocas y al comentarlo, un niño preguntó al guía que eran. Este le dijo que eran como las cigüeñas pero más culonas. Al volver por Extremadura vimos nuevos bandos por la tarde. Ayer mi hermana compartió una foto que habían hecho en el pantano y que voy a colocar aquí. Espero que a Mari Carmen no le moleste pero es precioso verlas con la Lóriga al fondo.
otra entradas de grullas de mi madre
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