El zauril: Este Señor, vino a Monteagudo y traía un trompo que lo llevaba colgando en la mano y decía que detectaba las cosas igual agua que oro que acertaba todo, pues bien un señor de aquí de Monteagudo, El tio Luis que tenía una burra y no sabia si estaba preñada, pues el Zauril le dijo que si.
Fueron a una finca en el paraje de la aguamala y con el trompo dice que detecto un brazo de mar que allí había una corriente muy grande. Y otra cosa todavía mas grande. que en el castillo de la raya, aquí en Monteagudo, que había enterrado un becerro de oro.
Pues cuentan los mayores del pueblo: que se juntaron seis amigos y todas las noches con la luz de la luna salían de casa para que los demás no les vieran, y según decían eran los mas holgazanes del pueblo.
A picar para ver si lo encontraban y cavaron bastante pero del becerro de oro, nada de nada,
Total que como el tiempo todo lo descubre, Ni la burra parió, Ni en el paraje de aguamala salió agua. Ni el becerro de oro del castillo apareció. Y como siempre en los pueblos hay gente que se cachondea de todo quedo esto como un `poco de burla hacia estos señores y el zauril. Suena como una anécdota pero fue verídico.
Les vendría bien esta poesía de la luna.
Que le dedico a la luna
, ¡Oh, luna! Yo te saludo…
Porque después que nos das
La influencia de tu luz
Aún en el espacio estás
Para hacerles competencia
A los faroles de gas.”
Fueron a una finca en el paraje de la aguamala y con el trompo dice que detecto un brazo de mar que allí había una corriente muy grande. Y otra cosa todavía mas grande. que en el castillo de la raya, aquí en Monteagudo, que había enterrado un becerro de oro.
Pues cuentan los mayores del pueblo: que se juntaron seis amigos y todas las noches con la luz de la luna salían de casa para que los demás no les vieran, y según decían eran los mas holgazanes del pueblo.
A picar para ver si lo encontraban y cavaron bastante pero del becerro de oro, nada de nada,
Total que como el tiempo todo lo descubre, Ni la burra parió, Ni en el paraje de aguamala salió agua. Ni el becerro de oro del castillo apareció. Y como siempre en los pueblos hay gente que se cachondea de todo quedo esto como un `poco de burla hacia estos señores y el zauril. Suena como una anécdota pero fue verídico.
Les vendría bien esta poesía de la luna.
Que le dedico a la luna
, ¡Oh, luna! Yo te saludo…
Porque después que nos das
La influencia de tu luz
Aún en el espacio estás
Para hacerles competencia
A los faroles de gas.”
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