Corrían los años 40,
tal vez 30, que mas da,
eran años de penuria,
de escased y de miseria,
en familias numerosas,
nacieron la mayoría,
compartiendo habitación,
y agua caliente no había,
no había pan,
no había calor,
y sin embargo si había,
algún que otro sabañón,
calzabamos las albarcas,
para ir a recoger fajos,
y los cadillos pinchaban,
sin compasión ni reparo,
Aprendimos catecismo,
como fuente de valores,
y tratábamos de Usted,
a nuestros progenitores,
jugábamos todo el día,
en la calle sin cuidado,
pues la protección venia,
del resto de los hermanos,
heredábamos la ropa,
de los hermanos mayores,
sin pensar en el tamaño,
ni en la moda ni colores,
el trabajo era nuestra meta,
casi ninguno estudiaba,
que para pagar estudios,
el dinero no llegaba,
al maestro le temíamos
mucho mas que a una tormenta,
pues su mensaje decía,
la letra con sangre entra,
al sacerdote de turno,
mucho le respetabamos,
y corríamos hacia el,
para besarle las manos,
a pesar de todo esto,
vivamos ahora el presente,
con la vida hacia el futuro,
mirando siempre de frente.
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